San Jorge

     
 

LA LEYENDA DEL DRAGÓN

Siempre se presenta a San Jorge montado en un caballo blanco y con una lanza venciendo a un dragón enorme. Así se lo presenta en estampas, láminas cuadros, estatuas ,etc. Este relato sobre la lucha con el dragón viene de la época de las cruzadas y se piensa que haya sido inventada para de alguna forma simbolizar la lucha del cristianismo contra el demonio y que para ello se haya elegido como protagonista a San Jorge.

 

La leyenda establece que el hecho aconteció en la ciudad de Silebe (Libia), donde Jorge era legionario. Cerca de esta ciudad había un enorme dragón de impresionante tamaño y características llegándose a decir inclusive que este gran animal era venenoso, por lo tanto contaminaba las aguas del mar y todo aquello que estuviera en su alrededor.
Cundió el temor entre los pobladores de toda la región, muy afligidos todos a causa de este monstruo, tomaron la decisión de unirse todos para así poder hacer frente al dragón y tratar de derrotarlo. Pero todo resulto infructuoso, pues cada vez que aparecía el dragón cundía el temor y era un pánico generalizado y como resultado lo único que se veía es que los habitantes huían despavoridos, olvidándose de todo lo que se había proyectado para hacer frente al monstruo, convirtiéndose esto en una verdadera tragedia. No obstante ello algunos pobladores llamaron a sus vecinos y entre todos resolvieron que para evitar que el dragón se calmara a la ciudad le ofrecerían como alimento dos ovejas diariamente.


La leyenda
 

Pero he aquí que llegó el momento en el que comenzaron a escasear las ovejas y fue allí donde el rey tomó la decisión que para aplacar al dragón se le diera todos los días una oveja y una jovencita que todos los días seria sorteada. En determinado día el sorteo recayó en la propia y única hija del rey, y como es lógico suponer la desesperación se hizo presa del rey. El rey reunió a su pueblo y les pidió piedad por su única hija y también lo hizo ante sus dioses, ofreció al pueblo todos sus bienes, inclusive su reino, a condición de salvar a su única hija. Recibió como única respuesta una furiosa indignación. Nadie quería acceder a la petición del rey y mucho menos aquellos que habían sacrificado sus hijas en cumplimiento de la ley dictada por el rey. Fue así como se le hecho en cara todo esto, aclarándole que él no podía ir en contra del dictado de sus propias leyes. El pueblo había cumplido y exigía cumplimiento al rey. Al no quedar otra alternativa pues inclusive el pueblo ya entraba en el caos total rebelándose contra el rey, llegando a amenazar de muerte a este y toda su familia, el pedido de clemencia hecho por el rey a su pueblo fue desoído totalmente.

Llegado el momento del sacrificio, la joven hija del rey fue despedida por este y su madre quienes lloraban amargamente y con una profunda tristeza. La joven niña tomo el camino del suplicio junto a una oveja y a un soldado que la acompaña hasta el lugar señalado donde será el encuentro con la feroz bestia. La joven hija del rey se paró en el lugar determinado frente al mar, a la espera de su muerte segura, pero he aquí que un joven caballero, hermoso como un ángel, se aparece frente a la joven, a la que indaga sobre los motivos de su presencia en ese lugar. La niña le cuenta en detalle todo lo que acontece y cual será su fin, similar al que ya tuvieron otras jovencitas de la región, contestando San Jorge: "no debes tener temores, yo te ayudaré en el Nombre de Jesús y así salvarás tu vida". Fue en ese momento en que se apareció el dragón, espantoso monstruo que echaba fuego por la boca y San Jorge, montado en su hermoso caballo blanco y con una lanza en su mano, arremetió ferozmente contra el dragón, al cual atraviesa con su lanza, dándole muerte en el acto, luego lo enlaza y lo lleva arrastrándolo hasta el pueblo. Todos los pobladores de la región se volcaron a ver el dragón muerto, ya vencido por San Jorge, quien por toda explicación dijo que había podido vencer a la bestia mediante la ayuda de Dios, a quien había rezado con toda su alma, y pidió a todos que pusieran su fe en Cristo y se bautizaran. Cuando el rey vio el milagro, su hija sana y salva, él y todos sus súbditos se convirtieron al cristianismo y se hicieron bautizar, luego llamó al santo y le ofreció todo lo que quisiera incluido su reino, rechazando San Jorge todo pidiendo únicamente protección y ayuda para los necesitados y que cuidara de las iglesias, desapareciendo de inmediato y como otro verdadero milagro.

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